Crónicas y Narraciones de Jaime San Martín

viernes, agosto 03, 2007

Blow Up








Acaba de morir Michelangelo Antonioni, uno de los más famosos cienastas italianos del siglo pasado. Su principal legado será, seguramente, la película "Blow Up", basada en el cuento "Las babas del diablo" de Julio Cortázar.





La trama de ambas historias se refiere a la experiencia de un fotógrafo (chileno) en Paris, quien a través de una ampliación comienza a desarrollar (y tal vez imaginar) una serie de sucesos de carácter criminal. Eso en cuanto a la ficción. Lo que realmente se sabe es que Cortázar era amigo del fotógrafo chileno de Magnum Sergio Larraín y que habría basado su historia en una anécdota del mítico fotoperiodista nacional.




Resulta que en algún momento de su afincamiento en Paris, probablemente a finales de los '50 o comienzos de la década siguiente, Larraín sacó una foto de una joven pareja en un pequeño parque a orillas del Senna. Tras cartón, la mujer le manifestó a Larraín su malestar por la situación y le instó a entregarle la película. Un tercer hombre salido desde un vehículo aparcado en las inmediaciones se sumó a la petición de la mujer. El chiquillo, con cara de desconcierto y angustia, habría huído de la escena.


Al volver al cuarto oscuro a procesar y ampliar la película, el fotógrafo logró identificar ciertos detalles de la escena que le hicieron suponer que la mujer en realidad se encontraba tiamando al joven, y que el tercer hombre era su cómplice. Larraín hizo partícipe del proceso de ampliación a su amigo Cortázar, quien plasmó las potenciales implicancias de este hecho en su famoso cuento.


Los hechos de la vida, al ser reproducidos a través de medios visuales como la fotografía, causan tal penetración en la gente que generan un folklore y un sinfín de comentarios y observaciones escritas y orales. La paradoja del caso de la foto de Larraín radica en que todas sus implicancias inmediatas, de las cuales el texto de Cortázar no es más que el inicio del mito, terminaron por volver a plasmarse visualmente, a través del celuloide.

Filósofos y científicos concuerdan en que lo que primero impresiona al sentido común de las personas, tras la penetración vía sentidos externos, son los colores. El oficio de periodista no debiera nunca olvidar esta premisa al momento de comunicar los mensajes de relevancia social. Es cierto que existe una sobresaturación de imágenes, legado del pobre uso del medio televisivo. Sin embargo, este problema no es insalvable. Aun más, supone un desafío y un impulso para los comunicadores: debemos encontrar la técnica y contextualización mas eficiente del contenido visual.


Sergio Larraín, retirado de Magnum y de la frenética vida del reportero, reside en la actualidad en algún lugar de la Provincia del Limarí. Nunca aceptó la fama que con derecho se ganó. Entendió que el comunicador no es el protagonista y que su excesiva figuración terminaba por contaminar y perjudicar los contenidos informativos que elaboraba. Supongo que también le resultaban demasiado evidentes la desfachatez y el cinismo de vivir la vida más opulenta del mundo gracias al reporteo de la vida de las personas menos opulentas del mundo. Algo que Sebastiao Salgado, me parece, le importa un comino. Mejor, me voy a leer las Coplas de Manrique...




Créditos fotográficos:




1. "Blow Up": Michelangelo Antonioni, MGM (UK).


2. Cortázar: UNESCO.


3. Larraín: MAGNUM (Rene Burri).