Crónicas y Narraciones de Jaime San Martín

viernes, noviembre 24, 2006

Las peores censuras


Algunas veces la realidad supera la ficción. Eso me asusta mucho. El caso de la muerte del ex espía de la KGB Alexander Litvinenko (foto arriba, Prima) supone una trama al mejor estilo de James Bond, tan en boga por su nueva "Casino Royale" (abajo, Sony Pictures). SIGA LEYENDO.



Litvinenko falleció ayer tras agonizar casi un mes en un hospital de Londres. Tras renegar a la Rusia post-comunista, el ex agente fue acogido por el gobierno británico. Desde Londres, dedicó gran parte de su tiempo y contactos a combatir los abusos del gobierno de Vladimir Putin. Su última empresa fue investigar el asesinato de la periodista Anna Politkovskaya (abajo, Simon Hollington, Uppa-Zuma Press), ácida crítica del trabajo de Putin, en especial por su incursión en Beslán.



El 1 de noviembre, Litvinenko sostuvo una serie de reuniones secretas. El ex agente creía tener acotado el círculo de posibles asesinos de la periodista. Para confirmar sus datos, se juntó primero con dos rusos en un hotel de la capital inglesa, uno de ellos ex agente de la KGB, al igual que él. Horas más tarde se reunió en un sushi bar con Mario Scaramella, académico italiano con importantes contactos dentro del mundo del espionaje.

Siete horas después de la reunión con Scaramella, Litvinenko era internado de urgencia en el hsopital del University College. 23 días después, tras un impresionante y progresivo deterioro de su condición, el espía ruso fallecería.

Los médicos tratantes concordaron rápidamente en que se trataba de un severo envenenamiento, pero no pudieron identificar el producto utilizado. Litvinenko sufriría síntomas parecidos a los de una prolongada exposición a radiación (foto abajo, Guardian, PA), por lo que se concluyó que lo más probable era que hubiese sido envenenado con Talio. Éste es un producto que se utiliza para matar ratones y que, cargado radioactivamente, resulta letal para el ser humano en dosis tan bajas como 1mg.



Cercanos a Alexander Litvinenko culparon de inmediato a Putin. Según ellos, lo más probable era que hubiera consumido la sustancia en algún licor, al reunirse con los rusos el 1 de noviembre. El espía, en su agonía, les habría indicado que le resultó sospechosa la presencia del segundo hombre, a quien no conocía de la KGB. Momentos antes de perder definitivamente la consciencia, escribió una carta en la que interpelaba a Putin, diciéndole que tal vez podría acabar con él, pero que no podría silenciar al resto de sus críticos y que finalmente la verdad de sus atroces crímenes saldría a la luz.

Ser periodista en Rusia es una tarea especialmente difícil. Si intentas investigar a la mafia o al gobierno, mueres. No me imagino a un periodista chileno siendo envenenado con Tanax por tratar de develar el asunto Publicam. Sin embargo, en nuestro país opera una censura mucho más sutil y efectiva que la empleada en la ex Unión Soviética: el olvido. Tanto los políticos como la opinión pública, cuando un hecho de corrupción, injuria, delito o crímen es dejado de lado por los medios, lo olvidan. La sanción social disminuye con el tiempo y los infractores logran incluso acceder nuevamente a cargos de representación popular.

Confío en que el auge que experimentan en la actualidad los foros de intercambio de opiniones servirá para mantener vivo el debate en torno a estos complicados temas. Espero que el trabajo de los mártires del periodismo, de los cuales Anna Politkovskaya es icono, no sea en vano y sirva para configurar una sociedad justa e informada.

1 Comments:

  • Litvinenko fue finalmente envenenado con Polonio 210, sustancia radioactiva áltamente tóxica. De hecho, la esposa del ex agente también está intoxicada y se encontraron rastros de la sustancia hasta en Hamburgo, adonde habría llegado a través de un ruso que estuvo en contacto con nuestro James Bond de los Urales.

    By Blogger Jaime Alfonso San Martín Benard, at 1:42 p. m.  

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